Tal es el caso de un término cuyo uso hoy en día es popular, pero erróneo, y que está estrechamente relacionado con el universo de los libros y la encuadernación: incunable. Utilizado frecuentemente, casi como un adjetivo, para definir todo libro 'antiguo' o 'muy antiguo', lo cierto es que el término incunable determina no un cierto tipo de libro sino que una época en la historia del mismo.
Incunable (del latín incunabulæ, en la cuna) hace referencia a los primeros cincuenta años después de la invención de la imprenta (1453) y a todos los libros impresos en ese período; dicho de otro modo, a todos los libros impresos en vida de J. Gutenberg o mediante imprentas fabricadas directamente a partir de la original. Es decir y en palabras simples: salvo en casos raros y/o muy excepcionales, sólo los libros impresos entre 1453 y 1500 son y pueden ser llamados incunables.